La Cumbre de Lima y el mundo de las fantasías – Por Adrián Fernández, AXXI
15 abril, 2018
category: FORO DEBATE
Definitivamente la Octava Cumbre de las Américas fue otro fiasco para la derecha continental y para el sistema interamericano. Semejante despliegue político y mediático y un gran esfuerzo para alinear el espíritu contrarrevolucionario regional para que al final de cuentas surgiera apenas un documento con un par de ítems sobre cómo se debe hacer para evitar ser corrupto.
Entre los puntos principales del “Compromiso de Lima” se mencionan “impulsar la adopción y/o fortalecimiento de las medidas legislativas que sean necesarias para tipificar penalmente los actos de corrupción; promover el uso de sistemas electrónicos para compras gubernamentales, contrataciones de servicios y obras públicas para asegurar la transparencia”.
También se acordó “la adopción y/o fortalecimiento de medidas que promuevan la transparencia, rendición de cuentas, contabilidad apropiada y bancarización de los ingresos y gastos de las organizaciones y partidos políticos, principalmente de sus campañas electorales”. Es verdad que son compromisos más que oportunos porque la gran mayoría de los países de la región no practica la transparencia.
La Cumbre de Lima dejó esto, una combinación de buenas intenciones en un mundo de fantasía en la que ningún presidente se hizo cargo o ensayó una autocrítica de lo que sucede en sus países. Mucho menos ir al fondo de la cuestión. “La corrupción es inherente al capitalismo”, les dijo Evo Morales a los mandatarios presentes en Lima.
Morales expresó que “en tanto no emprendamos acciones concretas para eliminar paraísos fiscales y no existan controles fiscales a las empresas trasnacionales, que en muchos casos promueven y fomentan la corrupción y la violación de los derechos humanos”, no habrá lucha exitosa contra la corrupción. “El verdadero desafío está en desmontar el sistema mismo en el que prospera la corrupción: el sistema capitalista”, concluyó.
“El capitalismo es el peor enemigo de la humanidad y del planeta, sus crisis no son coyunturales, son propias de este modelo de producción y consumo”, dijo el presidente de Bolivia delante de mandatarios de la talla de Temer, Santos, Peña Nieto, Cartes, Macri, el hondureño Hernández, el Guatemalteco Morales o el mismo Mike Pence, vicepresidente de un Gobierno estadounidense que nació corrupto.
De repasar los apellidos es fácil concluir que nunca antes la derecha americana surgida de elecciones estuvo tan devaluada moralmente como en estos tiempos. Estos son los hombres llamados a ser la cara visible de la contrarrevolución venezolana y cubana. Y ese es un problema importante para ellos.
Libretos básicos y mentiras urgentes
La derecha venezolana enrolada en la MUD y la contrarrevolución en Miami fueron a Lima a pedir que la Cumbre de las Américas rechace las elecciones venezolanas del próximo 20 de mayo y que ponga a Venezuela en el epicentro del encuentro. Pero regresaron con las manos vacías.
Sus máximos exponentes llegaron a Lima con el compromiso de tomar medidas, adoptar decisiones en conjunto o al menos medir fuerzas para buscar nuevas vías que intenten ahogar a la revolución bolivariana. Pero nada de eso quedó plasmado en el documento final.
En el plenario se escuchó el mismo libreto de parte de las mismas voces. Nada contundente, nada nuevo, más que un libreto que anula cualquier debate serio: dictadura, millones de hambreados, presos políticos, elecciones sin garantías y así. La otra cara del mismo mundo de fantasías.
El argentino Mauricio Macri habló de los “millones de venezolanos que se han visto obligados a dejar su tierra” y atribuyó semejante mentira a que “Venezuela muestra el caso extremo al que puede llevar un proceso de corrupción descontrolado”, en contraposición a lo que sería –a buen entendedor- un proceso de corrupción controlado. Y reafirmó que su Gobierno “va a desconocer cualquier elección que surja de un proceso de este tipo”, alineado a Mike Pence y, en los días previos, a Mariano Rajoy.
Piñera, recién llegado a su segundo mandato presidencial, se autodefinió como aquellos “que amamos la democracia” y sentenció que “en Venezuela no hay democracia”. Citó a Macri y reafirmó que “ningún país que quiera la democracia debería reconocerlas” (las elecciones en Venezuela).
Y luego fue el turno de Santos: “Colombia es el país que más sufre la desesperante situación de los venezolanos (…) seremos implacables con su régimen opresor, que tanto daño le está haciendo a Colombia y a la región”. Santos dejará la presidencia de Colombia dentro de tres meses.
Otro miembro del electo estable fue Temer: “ya no hay espacio para alternativas a la democracia en la región”, dijo el presidente no electo que ostenta 5% de aprobación entre el pueblo brasileño y que evitó dos juicios políticos gracias a la compra de votos entre los diputados que debían votar su enjuiciamiento. Temer dejará la presidencia en algo más de siete meses, siempre y cuando logre terminar el período arrebatado a Dilma Rouseff.
Enrique Peña Nieto, que dejará el Gobierno de México en octubre, se refirió a “la grave situación en Venezuela”, aunque nada es comparable con su país en el que fueron asesinadas más de 25 mil personas en 2017. En apenas siete meses de campaña electoral, en el Gobierno de Peña Nieto fueron asesinados 79 candidatos.
El panameño Juan Carlos Varela pidió “encontrar una salida pacífica ante la imposición de elecciones sin la participación de la oposición”, en referencia a los comicios del 20 de mayo en Venezuela en los que Nicolás Maduro enfrentará a cuatro opositores. A su turno se anotó también Luis Guillermo Solís, de Costa Rica.
Documento en blanco
Pero más allá de los discursos, Venezuela no apareció en el documento final. Matemática pura, los 15 del llamado grupo de Lima son menos de la mitad de los 35 países del continente. Previsiblemente el autodenominado grupo de Lima elaboró un comunicado con los mismos asuntos de siempre, tanto que ya dejaron de ser tapa de los diarios.
Ese texto fue, una vez más, la salida de emergencia frente al fracaso de la OEA y cuanto foro continental organicen Luis Almagro, Miami, Washington, Bogotá o Madrid. A juzgar por los acontecimientos diplomáticos y políticos de los últimos años, quienes quieran ver por el piso a la Revolución Bolivariana deberán utilizar otros mecanismos que cubran las expectativas de Donald Trump y el Departamento de Estado.
Un dato que merece ser atendido: Trump les hizo un flaco favor a la estrategia contrarevolucionaria al atacar a Siria con sólo dos aliados en el mismísimo momento en que se inauguraba la Cumbre de Lima. Es difícil en estos tiempos alzar la voz contra Venezuela amparándose en los mandatos de Washintgon cada vez más desacreditado en el mundo.
Resultó imposible sostener la denuncia contra un Maduro violento y asesino de su pueblo en el mismo momento en que el principal socio del Grupo de Lima lanzaba decenas de misiles sobre la población siria que hace ocho años padece los embates imperialistas.